Busco una
enfermedad que no me acabe
sino el dolor
constante de la vida:
algo para fingir
que estoy dormida
detrás de este
temblor de escarcha grave.
Busco un agua
cósmica que lave
la lágrima
terrible que me oxida;
busco el morir
distinto, y voy herida
por la pena vulgar
que nadie sabe.
Y así me marcho,
sonriendo a todos,
luminosa de gracia
y desventura,
con el secreto
horror hasta los codos;
callándome en el
verso y en la prosa,
para que escriban
en mi tierra dura:
esta mujer ha
muerto de dichosa.
Cuba
Matanzas, 6 de julio de 1922
Matanzas, 29 de agosto de 2018
Matanzas, 29 de agosto de 2018
1 comentario:
¡Quien pudiera tener una mirada tan clara y abierta a la hora de enfrentar ese momento!. Pero es un soneto precioso y muy bien construido.
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