como una cosa más puesta en el mundo para que
nosotros dialoguemos.
Aunque elegidos fortuitamente, han resultado
un tema de lo más sugestivo para mis palabras
lentamente moduladas y para su pequeño índice
apuntando certero.
No sobra agregar que al intrincado aleteo de las aves
de Saint-John Perse se agrega ahora la muy concreta
palpitación en los pechos de los petirrojos, de los
pinches, y que tal vez es mi hija quien inaugura para
mí este paraje con su asombrado balbuceo.
Colombia
Medellín, 1959
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