24 octubre 2017

Balada de Teresa Dáger, Jorge García Usta

No hubo mujer bajo estos soles
como Teresa Dáger:
mitad cedro, mitad canoa.

Era bella, inclusive al despertarse.
Y después de comer ese pobre trigo nativo.

En las esquinas, a su paso,
hombres sudorosos
interrumpían las liturgias del comercio
            y maldecían la muerte.

Era una forma ansiosa.
Procedía de una furia vegetal.

No la salvó tampoco su belleza.
Ahora, a los 80 años,
a diferencia de otras que fueron feas y felices,
Teresa Dáger sueña sola en el piso 15,
rodeada de zafiros derrotados.

Y sólo piensa en ese arriero de Aleppo
que el 7 de agosto de 1925
la miró con ganas y en silencio

tres segundos antes de que su padre
la enviara al destierro de la trastienda.
Jorge García Usta
Colombia
Montería, 13 de enero de 1960
Cartagena de Indias, 25 de diciembre de 2005

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