¿Quién
vive en ellas?
La
calle es un sello negro
que
mi voz no logra romper.
Sola,
subo a mi cuarto
mi
corazón está callado y caliente
como
arena donde sólo el sol
ha
cruzado por siglos.
Desde
las otras casas escucho
voces,
humedecidas con risas.
Los
corazones de los niños burbujean
dentro
de ellos como grumos de sorbete.
Mi
lengua está muda como un feto.
Ni
siquiera puedo recordar
poemas
para instalarlos como rejillas
sobre
este abismo de silencio.
Esta
noche, si los sueños llegan
serán
pequeños y distantes.
Ninguna
luna desafiará
lo
negro del infinito.
Judith
Beveridge
Reino Unido
Reino Unido
Londres, 1956.
No hay comentarios:
Publicar un comentario