Pintada,
no vacía:
pintada
está mi casa
del
color de las grandes
pasiones
y desgracias.
Regresará
del llanto
adonde
fue llevada
con
su desierta mesa
con
su ruidosa cama.
Florecerán
los besos
sobre
las almohadas.
Y
en torno de los cuerpos
elevará
la sábana
su
intensa enredadera
nocturna,
perfumada.
El
odio se amortigua
detrás
de la ventana.
Será
la garra suave.
Dejadme
la esperanza.
Miguel
Hernández
España
Orihuela
30 de octubre de 1910
Alicante
28 de marzo de 1942
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