de viejos
edificios,
van entrando en
la piel
íntimas
cobardías, efímeras victorias,
silencios que se
apagan tras la niebla
de los años y
las conversaciones,
renuncias
que poco a poco
van tejiendo
el traje roto
de la vejez y
sus miserias.
¿Qué nos
reservará la edad que espera
agazapada, fiera
y al acecho?
Ioana Gruia
Rumania
Bucarest, 1978
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