25 mayo 2018

Alfredo Vanín, María hija del mar

Nadie puede desprenderse de ti
de tu nombre que significa arenas y navegaciones
ni siquiera cuando la estrella está más alta.
El fuego reconoce a los suyos,
a los brotados de la espiga.
Las esbeltas siluetas nacidas de los humos
no sobreviven en las grandes borrascas
son apenas nombradas por un murmullo grácil.
Y así eres en medio de los nacimientos
guiada por la que se oculta entre flores
y decide contigo los designios del delfín y el velero.
Nadie, María de la Mar,
puede apartar la cara del sudeste
sin alabar el leve corazón que despierta
junto a la ciudad que como tú se adorna con gladiolos
y creces como el vino, llena de música y de límites
y de luces rientes
donde presides como sacerdotisa los misterios salados.
 Alfredo Vanín
Colombia
Timbiquí 1950

No hay comentarios: