04 mayo 2018

Barbara Pogačnik, Cuando el silencio no habla

El rocío, el rocío, las hojas lanceoladas
del rocío se filtran entre tardías hojas de hierba
en el umbral, y una corriente de ojos
se vierte volviéndose rocío. Qué manera de no escucharse el rocío
en nuestras gargantas ni en el limo del estanque.
¿Cómo podemos alivianar la armadura
del suelo congelado?
¿Cómo podemos drenar la pesada noche
que oprime al rocío?
La noche en la que palos, puntas de lanza, anzuelos
se acuñan obstruyendo el camino, porque el rocío
no tiene manos.

El rocío, el rocío desaparece como un pájaro recién nacido,
como si se posara en la noche
a ver las luces vivir
antes de caer al valle.
Barbara Pogačnik
Eslovenia
 1973

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