Las moscas,
inevitables en
el verano,
como el calor
que sofoca
al envolvernos
en su membrana
sudorosa y
anodina,
los frutos
henchidos y rojos,
descomponiéndose
en la acera,
y —enlazados por
el talle—
las parejas de
enamorados
que habrán de
odiarse
el próximo
invierno.
Macky Corbalán
Argentina
Cutral Co, 1963
Neuquén, 14 de
septiembre de 2014
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