Los días van
pasando como rostros
o como islas que
jamás soñamos
y somos los
Ulises de odiseas
que nunca cesan
de desesperarnos.
Lejos aún la
arcilla del silencio
total en el que
habremos de encontrarnos
consultamos en
todos los relojes
la hora del amor
y el desengaño,
Los días van pasando
como puertos
sin luces que se
acercan a alumbrarnos.
¿En dónde el
faro azul que nos oriente
y la canción, el
beso y el abrazo?
Amadas del ayer
son brumas, sombras
cuyos nombres
mejor es olvidarlos.
Solo nos queda
el ibis de los vinos
picoteando el ardor
de nuestros labios.
Alberto
Rodríguez Cifuentes
Colombia
Cartago, 1939
Cartago,1976
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