11 septiembre 2018

André Breton: Aquel hermoso mediodía de 1934


Aquel hermoso mediodía de 1934
el aire era una espléndida rosa salmón
y el bosque comenzaba con un árbol de hojas para fumar
porque yo te esperaba
y si paseabas conmigo
por donde fuera
tu boca era un tizón
de donde salía sin cesar una rueda azul
difusa y rota que ascendía hasta hacerla palidecer
Todas las ilusiones vinieron a mi encuentro
Una ardita puso su blanco vientre sobre mi corazón
No supe cómo se sostenía
pero la tierra se llenó de reflejos más hondos que el agua
como si los metales se hubiesen sacudido de si mismos
mientras tú, tendida, sobre un horrendo mar de bisutería
girabas, desnuda, en el enorme sol de fuego de artificio
Yo te vi descender lenta por los radiolarios
por las pieles de los erizos
Yo estuve allí, perdón, pero no estuve,
había levantado la cabeza porque
el estuche me había abandonado
y estuve triste y el cielo brillaba torpe
y amargo como una libélula
Iba a cerrar mis ojos cuando los tabiques
del bosque rodaron en silencio
como si fuesen las hojas de un inmenso lirio o de una flor
capaz de contener la noche entera
Yo estuve donde ahora me ves,
en el perfume que volvió inconstante mi vida
como tus muslos de cristal.
André Breton
Francia
Tinchebray, 19 de febrero de 1896
 París, 28 de septiembre de 1966

No hay comentarios: