Yo sé que existo
porque tú me
imaginas.
Soy alto porque
tú me crees
alto, y limpio
porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada
limpia.
Tu pensamiento
me hace
inteligente, y
en tu sencilla
ternura, yo soy
también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me
olvidas
quedaré muerto
sin que nadie
lo sepa. Verán
viva
mi carne, pero será
otro hombre
—oscuro, torpe,
malo— el que la habita...
Ángel González
España
Oviedo 6 de
septiembre de 1925/
Madrid 12 de enero de 2008
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