Hay que estar ebrio siempre.
Todo reside en eso: ésta es la única cuestión.
Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las
espaldas,
y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin
descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud,
como mejor les parezca,
Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio,
sobre la verde hierba de una zanja,
en la soledad huraña de su cuarto,
la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan
pregunten al viento,
a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que
huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda,
a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué
hora es;
y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj,
contestarán:
¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Charles Baudelaire
Francia
Paris, 9 de abril de 1821/
Paris, 31 de agosto de 1867
2 comentarios:
Aunque ya conocía este poema de Baudelaire,siempre viene bien leerlo de nuevo.
Embriagarse para luchar contra el tiempo,para inventarse otra vida menos cruel,para creernos ángeles o demonios,para huir de nuestros miedos.
Gran poeta y mejor filósofo.
Un placer pasar por este blog que respira poesía.
Un abrazo
Estoy de acuerdo con Baudelaire, hay que embriagarse de vino, poesía o virtud...Crear otro espacio o dimensión que nos libere de la materia y de nuestros límites.
Mi abrazo, Trini.
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