Tal vez es culpa
mía que haga frío,
que rija ya el
otoño, y que las hojas
se borren de las
ramas como pájaros,
o se largue a
llover a cualquier hora.
O es sólo culpa
nuestra. Por querernos
un fuerte viento
por las calles sopla.
¿Cuál mariposa
recibió una piedra
y mana sangre
limpia de paloma?
Un trébol por un
beso, y un poema
para quedarse
triste en tu memoria.
Me diste lo mejor
de tu tristeza
y te clavé en el
pecho una amapola.
Los pasos de la
lluvia suenan lentos.
Acaso quien
camina es tu persona.
Soy hojarasca que
otro paso esparce.
A mi favor tan
sólo el viento sopla.
Delfina Acosta
Paraguay
Asunción, 1956
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