Qué lejos estás, mi amada
sombría
a través de las paredes del cuarto te veo como
a través de un cedazo,
y te oigo llamándome como desde otro planeta
y me escribes poesías en mis mejillas de tiza.
¿ Es posible, acaso es posible que no pueda
morir,
que oiga tu voz subir la escalera de la noche, descender la del día,
que me levante de la cama como un fantasma,
como el marinero en vela,
que te divise en mi sueño desde mil
millas?
Sí, es posible, mi querida sombría,
que me oigas cantando aún siendo muerto
que me veas de veras en el espejo
celeste
y que en mi pelo las estrellas se apaguen y se
enciendan.
Pero no te enfades si
mi beso es frío,
si mi amor te agota como el invierno,
si mi abrazo te hace sufrir para que
todo lo recuerdes,
por favor, no te enfades…
Emil Botta
Rumania
Adjud, 15 de septiembre de 1911
Bucarest, 24 de julio de 1977
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