Pequeña
constelación
caída del cielo.
Racimo
de lágrimas
heladas
en el útero
de un monte
olvidado.
Negra ladera
silente
en donde vienen
a dormir
las rocas vivas
y las fuentes muertas,
el otoño de los
álamos,
la inocencia de
los corzos,
sus ojos con
espanto de disparos.
En la noche sin
luna
me llamas,
madriguera del
lobo sonámbulo.
Camino hacia ti
por sendero invisible,
pero han venido
a guiarme
luminarias de
otros mundos.
A sus lágrimas
mudas
entregaré mis
lágrimas
de felicidad.
Pequeña
constelación
caída del cielo,
camino en la
noche
hacia tu
infinitud.
Camino en la
noche
hacia la
infinitud.
Antonio Colinas
España
La Bañeza, León,
30 de enero de 1946
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