Nunca pensé que
sería tan bello dejarme ir. 
Tampoco imaginé
que dolería tanto. 
Pero la brisa
continúa merodeando los molinos
y la belleza
rinde aún las voluntades a su paso.
Lo demás. Todo.
Una ficción que hila imposibles.
El mar, la
sierra, la distancia,
este jardín. 
Mariluz Albuja
Ecuador
Quito, 1972


 
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