Puede que sólo
se trate de la tristeza
habitual de
noviembre.
El no quiero
nada y no sé nada.
La falta de
ánimo y de ganas.
Disfrazada de
enfermedad y miedo a la muerte
susurra el fin,
el fin…
Quizá, como
siempre, basta un día soleado
para que se
produzca el cambio…
Hang-over de
oscuridad.
Asqueada de la
lluvia.
El amor y las
palabras se vuelven inciertas
en el Océano
Pacífico del tiempo.
El tsunami de lo
absurdo.
Arrojada al
suelo: yo.
Insignificante.
Existo, existo.
Un radiograma de
mí para mí.
Eva Strittmatter
Alemania
Neuruppin, 8 de
febrero de 1930
Berlín, 3 de
enero de 2011
1 comentario:
El otoño nos suele sumir en esas sensaciones que la poeta describe tan bien. Un placer leerla.
Mariarosa
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