Qué oscura
galería me espera,
por qué
agujeros he de deslizarme,
qué
laberinto me está ya preparado,
qué cepo,
qué cadenas, qué grillos,
qué humo
siniestro ha de envolverme,
qué paredes de niebla me dislocan.
Y no podré
llorar.
¿Dónde están las manos que recogen el llanto,
la mano, la caricia.?
Atrás
queda el misterio.
Despierta.
Todo está ahí de nuevo. No hay secreto.
María Zambrano
Vélez-Málaga, 22 de abril de 1904
Madrid, 6
de febrero de 1991
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