En
el fondo estas mujeres necesarias del frío
estas
mujeres sin recuerdos más allá de los abedules
palidecen
sin saber por qué
El
cielo en cambio está enfermo de pizarras
y
sus cabellos caen como pozos de mina
El
cielo el cielo ingeniero amigo mío
construirás
un velero con el soplo que me anima
puesto
que el reloj hace el dragado de nuestros fastidios
y
su círculo viene a ser nuestra corona a menudo de espinas
Sobre
el horizonte de ciego que la hora mojada tentalea
los
pichones se conducen como segundas intenciones
empleando
hasta el final la mano de obra del otoño
Aunque
la tarde haga sus víctimas
si
tú no temes el deterioro de los mares
ven
con tus párpados hinchados por un aire familiar
ven
a expandirte como los autores de cartas anónimas
Sol
de las cumbres sol
Juan Larrea
España
Bilbao,
13 de marzo de 1895
Córdoba,
Argentina, 9 de julio de 1980
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