16 octubre 2009

Pedro Salinas, Si me llamaras...


¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!

Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.

Nunca desde los labios que te beso,
nunca desde la voz que dice:
"No te vayas."

Pedro Salinas
España
Madrid, 27 de noviembre de 1891
Boston, Massachusetts, Estados Unidos, 4 de diciembre de 1951

7 comentarios:

Jobove - Reus dijo...

excelente !!

auroraines dijo...

Trini que fuerza tiene esta poesía
nadie puede permanecer impasible ante Pedro Salinas.
Que bien escribe, lo amo!

"Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!..."

En mi blog tengo un premio para vos.
Un abrazo

elena clásica dijo...

Ay Trini, nada menos que Pedro Salinas en estado de arrebato místico amoroso. Este poeta alcanza unos momentos de una intensidad que roza la verdad del amor.
Me encanta. Una de las joyas imperecederas.
Un abrazo, querida.

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Va ser que sí la amaba... ufff

Tremendo poema que nos deja temblando el azul del mar y hasta el amarillo del sol. Y todo.

Un beso Trini

Chesana dijo...

PENSARTE ES TENERTE

¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia,
y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.
Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero
-unirnos- al pensarte,
y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Uno de los poemas más cocnocidos de Salinas.

Pero yo quiero dejarte, especialmente para ti, el que tengo en la columna de mi blog:

A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia,
hacia abajo, presa segura
de la tumba vaga del suelo.
A esa a la que yo quiero,
es a la que se entrega venciendo,
venciéndose,
desde su libertad saltando
por el ímpetu de la gana,
de la gana de amor, surtida,
surtidor, o garza volante,
o disparada -la saeta-,
sobre su pena victoriosa,
hacia arriba, ganando el cielo.
Pedro Salinas.

Soledad.

muchacha en la ventana dijo...

Ojalá, si me llamara....no sería bueno....si yo lo llamara, tampoco. Leo a Pedro Salinas y me evoca muchas cosas...