Cuando preparo la
maleta, tengo que pensar en todo
lo que voy a meter
para no olvidarme de nada. Voy al
diccionario y saco
las palabras que me servirán
de pasaporte: el
ecuador, una línea
de horizonte, la
altitud y la latitud,
un asiento de
pasajero perseverante. Me dicen
que no necesito
nada más; pero sigo
llenando la
maleta. Un poniente para que
la noche no caiga
tan deprisa, el tacto de tu
pelo para que mi
mano no lo olvide,
y aquel pájaro en
un jardín que ha nacido
en la trasera de
la casa, y canta sin saber
por qué. Y otras
cosas que podrían
parecer inútiles,
pero que necesitaré: una frase
indecisa en medio
de la noche, la constelación
de tu ojos cuando
los abres, y algunas
hojas de papel
donde escribiré lo que tu ausencia
viene a dictarme.
Y si me dicen que llevo
exceso de
equipaje, dejaré todo esto en tierra,
y me quedaré solo
con tu imagen, la estrella
de una sonrisa
triste, y el eco melancólico
de un adiós.
Nuno Júdice
Portugal
Nuno Júdice
Portugal
Mexilhoeira Grande, Portimão , 29 de abril de 1949
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