Escuchen, niños:
su padre ha muerto.
De sus sacos viejos
les haré chalecos,
les haré calzoncillos
de sus calzoncillos viejos;
habrá en sus bolsillos
cosas que allí ponía:
llaves y centavos
llenos de tabaco;
Dan tendrá los centavos
para su alcancía;
Ana tendrá las llaves
para hacer un sonido bonito.
Hay que seguir la vida
y olvidar a los muertos.
Ana, toma tu desayuno;
Dan, toma tu medicina.
Hay que seguir la vida.
No recuerdo por qué exactamente.
Edna Saint Vincent Millay
Estados Unidos
Rockland, 22 de febrero de 1892/
Austerlitz, 19 de octubre de 1950
Traducido por J. C. Urtecho y E. Cardenal
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