Sólo acepto
este mundo iluminado
cierto,
inconstante, mío.
Sólo exalto
su eterno laberinto
y su segura
luz, aunque se esconda.
Despierta o
entre sueños,
su grave
tierra piso
y es su
paciencia en mí
la que
florece.
Tiene un
círculo sordo, limbo acaso,
donde a
ciegas aguardo
la lluvia,
el fuego
desencadenados.
A veces su
luz cambia,
es el
infierno;
a veces,
rara vez,
el paraíso.
Alguien
podrá quizás
entreabrir
puertas,
ver más
allá
promesas,
sucesiones.
Yo sólo en
él habito,
de él
espero,
y hay
suficiente asombro.
En él
estoy,
me quede,
renaciera.
Uruguay
Montevideo,
2 de noviembre de 1923
1 comentario:
Profundo y sabio poema de Ida Vitale...En este mundo habita el cielo y el infierno y ambos hay que padecerlos y quererlos...Así es, aquí nacemos, cremos y morimos.
Mi gratitud y mi abrazo, Trini.
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