Dejé
mi copa en el brocal maldito.
Grité
hacia abajo, hacia el profundo hueco,
pero
el coro sarcástico del eco
me
devolvió multiplicado el grito.
Llegaba
tarde: el pozo estaba seco.
Un
gran golpe de viento llenó el pozo,
y,
al recorrer su vertical garganta,
en
su más honda hondura oí un sollozo,
donde
cantaba el agua y ya no canta…
Brillaba
entonces la primera estrella,
pero
el anochecer amanecía
cuando
me puse a comparar aquella
profunda
sed del pozo con la mía.
Y
allí dejé mi copa abandonada,
con
un tardío gesto de homenaje
por
quien se supo dar sin pedir nada
al
que calmó su sed y siguió el viaje…
Y
allí, junto al brocal ennegrecido,
y
el cubo roto y la inservible rueda,
comprendí
que no cabe en el olvido
la
ingratitud de un agua que se ha ido
ni
el espanto de un pozo que se queda…
José
Ángel Buesa
Cuba
Cruces,
Cuba 2 de septiembre de 1910
Santo Domingo, República Dominicana, 14 de
agosto de 1982
No hay comentarios:
Publicar un comentario