Levántate
Juan y grita al mundo
la
protesta escondida en tu pecho
o
guardada en tu llanto.
Ahora
que moriste, el mundo es menos grande.
Perdiste,
finalmente, los cielos supradivinos
y
la dulzura de un átomo.
Vales
más tieso que vivo,
con
tu metafísica evidente
en
los pliegues de la mortaja.
Levántate,
Juan y grita a los presentes
que
esta vida no cede, que esta isla
no
esconde un tesoro.
Lloraste
inútilmente: amaste en vano.
Al
viento, ofreciste tu rostro desnudo,
imagen
de Juan.
Debajo
del paisaje quedarás
hasta
diluirse tu sumario total:
el
polvo que fue Juan.
Ledo Ivo
Brasil
Maceió,
Alagoas, 18 de febrero de 1924
Sevilla,
España, 23 de diciembre de 2012
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