¡Oh,
cuál te adoro! con la luz del día
tu
nombre invoco apasionada y triste,
y
cuando el cielo en sombras se reviste
aun
te llama exaltada el alma mía.
Tú
eres el tiempo que mis horas guía,
tú
eres la idea que a mi mente asiste,
porque
en ti se concentra cuanto existe,
mi
pasión, mi esperanza, mi poesía.
No
hay canto que igualar pueda a tu acento
o
cuando tu amor me cuentas y deliras
revelando
la fe de tu contento;
Tiemblo
a tu voz y tiemblo si me miras,
y
quisiera exhalar mi último aliento
abrasada
en el aire que respiras.
Carolina
Coronado
España
Almendralejo,
12 de diciembre de 1820
Lisboa,15
de enero de 1911
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