15 febrero 2018

Alfredo Pérez Alencart, Poema final

La mujer del poeta no tiene sosiego,
sabe de fábulas que nunca terminan,
de sueños azules turbando los días,
se duele de veras de ingratos amigos.
Vuelve el poeta, intuye unas lágrimas
y con voz cálida le dice ‘te quiero’
recitando en su vientre odas benditas.
Y brilla la casa y cuida a su niño
y va leyendo un clásico latino,
y añora, Señor, todo lo suyo,
la familia, el río, las hojas caídas.
De nuevo su vida recobra la gloria,
prosigue su amor desafiando tormentas,
pidiendo tan solo al Dios del destino
que crezca su niño y se haga poeta.
Alfredo Pérez Alencart
Peruano-Español
Puerto Maldonado, 1962

3 comentarios:

Recomenzar dijo...

Ser poeta....no se si vale la pena
ver la vida desde el punto de un poeta
podría ser bueno
Me ha encantado tu sitio
abrazos desde Miami

Ulises Martínez dijo...

Un precioso poema. Mi enhorabuena a Pérez Alencart

Jorge Ochoa dijo...

Este pomea lo escuche como cancion musicalizada por el chileno Hector Molina. ¡Bellos versos y rotunda interpretacion!