relumbra en el
ocaso de mi vida.
Con su brillo de
estrella enardecida
va robándole al
sol la llamarada.
Al compás de mi
historia inacabada
presiento ya la
nueva amanecida,
confío de tu mano
ser cogida
y los dos
transitar la madrugada.
Haremos enlazados
el camino;
soñarán mis
quimeras otra orilla,
donde encuentre el
espejo de tus ojos.
Se habrá cumplido
fiel nuestro destino
cuando ponga mi
beso en tu mejilla.
El mutuo amor se
postrará de hinojos.
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