14 abril 2018

Elizabeth Jennings, Una sola carne

Y ahora yacen separados, cada uno en su cama,
él con su libro, la luz que lo acompaña hasta
  el amanecer,
ella, como una niña, durmiendo con placidez,
  soñando su infancia;
y todos los hombres en otro sitio, atentos,
como si esperaran una revelación:
el libro no leído que él sostiene,
los estáticos ojos de ella bajo las sombras.
A la intemperie, como los desechos anegados de una
  pasión olvidada,
ambos se tienden lánguidos e impasibles.
  Difícilmente volverán a tocarse
y si lo hacen es apenas como una confesión
de sentimientos que ya no tienen, o que poseen
  en demasía.
La castidad los reclama, un porvenir
para el cual la totalidad de sus vidas fue sólo
  una preparación.
Elizabeth Jennings
¿No lo han advertido?
Estoy hablando de mi padre y de mi madre,
cuyo fuego, ese que antaño me engendró, hoy yace enfriado.
 Elizabeth Jennings
Estados Unidos
Boston, 18 de julio de 1926
Oxford, Inglaterra, 26 de octubre de 2001

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