No pasa un día
sin que pienses
Que también a ti
te han amurallado fuera del mundo.
Te han quitado
perspectivas. Expulsado.
No pasa una
mañana sin que te jures
Que hoy
destruirás ese muro, ni una noche
Sin que vuelvas
destruido. Tú rebelión no tiene sentido.
No hay nadie que
te brinde la seguridad de la oposición.
Los ladrillos se
abren solos, suavemente como las horas.
Te dejan pasar
aun antes de que los toque tu mano.
Aunque no hay
ningún otro lado, ningún otro lugar.
No llegas a
ninguna parte y nada te retiene.
No tienes un
muro donde todo eso tenga fin.
Y tu muro es
nunca nadie en ningún lugar.
Ales Steger
Eslovenia
Ptuj, 31 de mayo
de 1973
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