toca de mí el olvido
que se fue acomodando entre los pliegues.
No venga la tormenta a amordazar mis sueños,
sólo esta lluvia suave, vespertina
despierte en mí los pétalos dormidos.
Desnúdame en silencio,
hoja por hoja
hasta dejar al descubierto el punto
del estremecimiento.
No debe haber estrépitos
que vulneren la calma de mi piel
tendida para ti como un estanque
en donde sólo el toque de tus labios
perturba la quietud.
No quiero los platillos
festejando con notas deslumbrantes
la pasión de los cuerpos,
ni los timbales ebrios
apurando la noche;
sólo la melodía de una flauta
tenue pero sinuosa
que adormezca con ritmo acompasado
estos miedos que vas quitando al paso.
Disuelve con tus dedos
el dolor y sus máculas guardadas
en rincones ocultos;
que se adelgace el tiempo
con tu humedad benigna
hasta llegar al límite de lo que no ha sufrido
magulladura alguna.
Devuélvele la paz a mis palabras
deseosas de ser playas
donde arriben tus barcas sigilosas.
Este amor en penumbra
aluza más que el sol
la gruta en que se había escondido
una parte de mí,
tal vez la más secreta.
Acerca con prudencia
toda tu voz, tus años, tu tibieza
y cuídame despacio
como una flor quebrada
que revive por fin
bajo amorosa sombra.
Carmen Villoro
Ciudad de México , 24 de octubre de 1958
4 comentarios:
¡Qué maravilla! La tivieza, la paz buscada y rebusca y por fin exigida, basta de tormentas, es momento de vivir la paz del cuerpo compartido y del alma serena.
Besazos.
Qué delicadeza de poema! La femineidad y la pasión impactada en cada letra, pidiendo suavemente la sanidad del amor...
Precioso!
Besitos, Trini.
Me llevo una sensación maravillosa, luego de leer estos versos.
Abrazos,
Sencillamente preciosas palabras.
Acunas sentimientos que tenía guardados, sin más que un nombre tatuado...
muchas ilusiones querrán ver en esta poesía... una dulce senda, hacia lo que la imaginación dicta cerca del mar en otoño.
Me quedaré a releerla.
Creo que tiene sustancia para varias pasadas... a cada cual mejor.
Besiños.
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