¿Cómo sujetar mi alma
para
que no roce la
tuya?
¿Cómo debo
elevarla
hasta las otras
cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla
bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón
extraño y mudo
donde tu
estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello
que tocamos, tú y yo,
nos une, como un
golpe de arco,
que una sola voz
arranca de dos cuerdas.
¿En qué
instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos
pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!
Rainer María Rilke
República Checa
Praga, 4 de
diciembre de 1875/
Montreux, Suiza29
de diciembre de 1926
1 comentario:
A menudo eliges poemas que me hacen temblar en corazón.
Gracias por tu regalo de versos.
Un abrazo enorme.
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