La
luna y el niño juegan
un
juego que nadie ve;
se
ven sin mirarse, hablan
lengua
de pura mudez.
¿Qué
se dicen, qué se callan,
quién
cuenta una, dos y tres,
y
quién, tres, y dos, y uno
y
vuelve a empezar después?
¿Quién
se quedó en el espejo,
luna,
para todo ver?
Está
el niño alegre y solo:
la
luna tiende a sus pies
nieve
de la madrugada,
azul
del amanecer;
en
las dos caras del mundo
la que oye y la que ve
se
parte en dos el silencio,
la
luz se vuelve al revés,
y
sin manos, van las manos
a
buscar quién sabe qué,
y
en el minuto de nadie
pasa
lo que nunca fue...
El
niño está solo y juega
un
juego que nadie ve.
Cuba
Camagüey,
24 de febrero de 1891
La
Habana,8 de junio de 1956
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